
En el reino de los jerifes reina una tranquilidad precaria desde el 14 de enero. Ese mismo viernes por la noche, numerosos marroquíes celebraron la caída del despotismo de Cartago en los bares de Casablanca o Rabat y, aunque las demostraciones de alegría fueron sinceras, se quedaron en eso. Y es que el majzén acecha.
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